Bajo el macizo calcáreo de Las Peñas de Ranero, la explosión de un barreno permitiría el descubrimiento fortuito de la cueva de Pozalagua un 28 de diciembre de 1957.
Situada a dos kilómetros del barrio de Ranero, se halla totalmente acondicionada para el visitante mediante una pasarela metálica.
Tiene una longitud de 125 metros, 70 de anchura y 12 de altura. Un recorrido laberíntico, flanqueado por estalactitas y grandes coladas y columnas estalagmititas. En ella se puede admirar una de las mayores concentraciones de estalactitas excéntricas del mundo. Estas estalactitas excéntricas desafían todas las leyes de la gravedad, adoptando caprichosas formas que se entrelazan en todas las direcciones.
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